martes, 20 de noviembre de 2012

Me olvidé lo que quería escribir. Era algo que me representaba. O algo que podría añadir una línea al dibujo mental de mí mismo. 
Esto me hace pensar en todas las cosas que olvido. En la memoria se me pierden nombres, fechas, personas enteras. También se me pierden ideas propias. Y todo lo que se pierde deja un hueco enorme. Parece que entre los dedos se me ha escapado un pez enorme, la comida para una semana. 
Aún no olvido ciertas palabras. La única cosa verdaderamente inútil se me queda adherida adentro del cráneo.

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